La vida del magister no termina en el estudio, el dossier, los trabajos o la teoría; tiene un lado personal, trascendente, místico, irrenunciable y hasta casi vital que es la bohemia. Es la necesidad de beber de lo inmaterial para alimentar los sueños y preservar al espíritu del materialismo y la alienación.
Ni toda la ciencia, ni las teorías, ni mucho menos los sistemas cerrados e impersonales van a propiciar la formación de la persona que debe asumir la "formación" de otras personas en el ámbito de la educación formal. Dejemos fluir la interioridad y saquemos de allí los deseos, las ideas locas y utópicas, los sentimientos profundos y hasta las frustraciones en una canción, una bebida, la poesía de las horas y uno que otro chiste.
Dejemos que las "horas serias" se llenen también de sonrisas y de hasta una palabra de más que despierte la sensación de que estamos vivos y no nos entregamos al sistema. Salgamos de vez en cuando de la rutina, veamos de nuevo el amanecer y pensemos que esta etapa nunca se repetirá en nuestras vidas. ¡Que viva la bohemia y que vivan los y las magister y que viva por sobre todo el ser humano!
Viña del Mar, 18 de marzo de 2007
3 comentarios:
¿Será que podemos pagar el precio de ser autenticos"
felicidades por la iniciativa.. está más que espectacular..
ES PE TA CU LAR
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