La sede J. Augusto de la coordinación del Círculo sirvió de marco propicio para que la amistad y el servicio se conjunten en el mes en que los ideales de patria y madre retumban en la mente y el corazón.
Con las sonrisas y canciones fluyendo en bajada y con la bendición de compartir los alimentos (y vinito) ofrecidos por el anfitrión y su familia, la memoria emotiva fue la invitada de honor.
Y vaya que fue fructífera la jornada pues nuevos proyectos de foros, conferencias y publicaciones fueron desgranados para lo que queda del primer semestre del año.
¡Gracias Dani y familia por las atenciones!