La señorial y ciudadana Buenos Aires volvió a sonreírme con el guiño cómplice de quien en confianza abre las puertas al samaritano. Y la puerta abierta deja entrever al curioso la modernidad y el progreso de quienes luchan y se esfuerzan por un país mejor.
Pero todo es contradicción y el Río de la Plata se especializa en hacer pagar el precio del sacrificio a todos los que se acercan a cobijarse a la sombra del Obelisco; caminar sin cansarse, sacrificar la identidad y vender los sueños por el sendero de las miles de historias.
Aprendí de la gente que el ideal de vivir mejor demanda un alto precio; servir con calidad porque aquí no se planta nada…la riqueza está en hacerlo con calidad.