La subsede de Pirayú fue la locación elegida para que volvamos a circular en el carrusel de la alegría venidos desde los 4 puntos cardinales. Los meses sin vernos fueron transitados y empatados en la amena recordación de lo actuado por cada circulista y por la urgencia y necesidad de recuperar los himnos y tradiciones: ¡qué gusto!
Entre las recetas de la tierra y tragos de ganas de estudiar, la mañana, siesta y tarde se fueron pintando con los colores de la bohemia. La parrilla, el tatakua y el fogón hacían su mejor trabajo mientras que los sones llegaban sin prisa ni pauda; ¡genial!
Volví a sentir el espíritu de Viña, hasta que ¡zas! se blandió amenazante una espátula en un extremo del obrador.......y la música paró....sin otras explicaciones....pero paró y hasta aquí se puede contar.
Muchas gracias a Lali y don Luís y a todos los amigos presentes, qué nos veamos pronto.